Billeteras móviles y pagos digitales alivian los retos de la inclusión financiera en Latinoamérica

La era digital ha ayudado a las personas a salir de la pobreza, pero el avance de la inclusión financiera ha sido desigual y varios países han tenido un avance más lento. En América Latina, alrededor de 250 millones de personas no cuentan con acceso a servicios financieros. La mayoría son individuos viviendo en zonas rurales pobres, microemprendedores y pequeños comerciantes que guardan su dinero en casa.

Aunque las tecnologías móviles han llegado a las regiones más pobres, brindar servicios financieros seguros a este público aún causa mucha indecisión. Uno de los desafíos es la inexistencia de identidades de confianza para las pequeñas y medianas empresas e individuos vulnerables, ya que, en Latinoamérica, más del 50% de la actividad económica corresponde a empresas no registradas, no transparentes y sin identidad. De igual manera, es importante contar con entidades que puedan satisfacer correctamente las necesidades de la población no bancarizada y que cuenten con un modelo de negocios apropiado para este segmento y así, elevar la inclusión financiera de la región.

En vista de este enorme problema, el “boom” de las billeteras virtuales y los pagos digitales en América Latina ha incorporado a usuarios no bancarizados a la economía formal. Las billeteras móviles crean el equivalente a una billetera física a partir de un smartphone, una nube y/o una recopilación de información almacenada en un SIM con información personal, de cuentas financieras y no financieras. Estas han evolucionado la manera de ofrecer servicios financieros. Se identifican por ser eficientes, simplificadas y seguras ya que reducen el costo del manejo de dinero en efectivo. Principalmente, responden a la problemática de inclusión financiera ya que el ecosistema al que pertenecen, junto al dinero digital, alcanza a la población no bancarizada.

El consumidor puede retener dinero, enviarlo, abrir una cuenta digital, comprar con tarjeta, pagar facturas, y realizar recargas, lo que eventualmente genera confianza con los medios de pago virtuales y les incentiva a solicitar otros productos, como préstamos o seguros. Adicionalmente, la billetera virtual brinda mayor seguridad al consumidor no bancarizado, ya que el dinero electrónico le parece más seguro que el dinero en efectivo.

Aquellos usuarios que necesitan más que ningún otro del apoyo de estas herramientas, deben tener acceso a plataformas tecnológicas que sean aceptadas en los comercios e idealmente, que sean interoperables. En Perú, el “Modelo Perú”, una plataforma de pagos móviles, lanzada por la Asociación de Bancos, es usada por todas las instituciones financieras en el país (bancos, cajas municipales, Edpymes y cajas rurales), los operadores de teléfono, los emisores de tarjetas de crédito y las Empresas Emisoras de Dinero Electrónico (EEDE).

De igual manera, las alianzas en esta industria han garantizado que todos los actores del ecosistema salgan beneficiados. Las plataformas móviles que operan bajo una poderosa red de distribución reciben gran apoyo por medio del contacto hacia los clientes. En México, Qiubo opera de la mano de la cadena Bimbo, quien les brinda el contacto con los clientes, además de atender a 850,000 comercios en el país en donde ellos prestan sus servicios por medio de su plataforma móvil y así, llegan al segmento deseado convenientemente.

El éxito del modelo de negocio de estas herramientas de basa en su entendimiento del usuario final y el enfoque en sus necesidades. La falta de conocimiento sobre los beneficios de los medios de pago móviles es uno de los principales obstáculos que impiden su adopción. La opinión del usuario final (población no bancarizada y sin acceso a servicios financieros, microempresarios, beneficiarios de subsidios, pymes, etc.) debe estar en el centro del modelo para poder ofrecerles servicios que realmente satisfagan sus necesidades y que al mismo tiempo sean adaptables.

De igual manera, la información y educación del consumidor es un gran desafío. Estas plataformas proveen información clara, sencilla y útil para explicarle a los clientes potenciales, cómo usar sus productos. Facilitar el lenguaje adecuado y simplificar los procesos para el usuario es esencial. En Colombia, Daviplata ha beneficiado a este segmento de clientes porque ha simplificado al máximo su lenguaje bancario para facilitar su uso. Por ejemplo, los usuarios pueden elegir entre “pasar dinero”, “recibir dinero”, y “hacer pagos” en lugar del lenguaje bancario.

En realidad, el dinero electrónico y las billeteras digitales se están transformando en soluciones financieras accesibles y disponibles para los que anteriormente no formaban parte del sistema financiero. El futuro en el sector tiene como objetivo la sustentabilidad del ecosistema de pagos, en donde los sistemas sean de fácil acceso mientras interconecten y beneficien al progreso de una diversidad de participantes.

Fuentes: Americas Market Intelligence, El Economista, El Banco Mundial, Mastercard, BBVA.

Autor(es): Camila Medrano – René Romero Director Amarante

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